El pequeño Adalberto se quedó solo en casa. Decidió refrescar un poco la cocina en la cual, después de la preparación de la comida, hacía mucho calor. Hacía un día bastante caluroso y el abrir todas las ventanas no ayudó mucho.

Podéis decir que Adalberto pudo simplemente salir de la cocina. Nada de eso, porque en un nicho de pared en la cocina tenía su pequeño taller y algo muy importante que hacer. Estuvo una hora esperando hasta que se terminaran la preparación de la comida, para poder tranquilamente empezar a trabajar. ¡Si no fuera por el calor! De repente, se le ocurrió una idea. Cerró la ventana y la puerta de la cocina, y abrió de par en par el frigorífico.


“Después de un cuarto de hora el aire ha de enfriarse”. - Pensó, sentándose en su taller.

Pregunta: Pensad un momento y contestad. ¿Un frigorífico abierto en un espacio cerrado lo enfriará... o lo calentará?

Aunque parezca lo contrario, un frigorífico abierto calentará, y no enfriará, un espacio cerrado. Desde el punto de vista físico, el balance térmico será positivo. Es decir, la cantidad de calor expulsada del equipo que está detrás de la nevera (podéis averiguar lo caliente que es tocándolo con la mano) supera la cantidad de calor recibido por el aire frío que sale de dentro del frigorífico. La baja temperatura dentro del frigorífico se consigue gracias al buen aislamiento, tanto del equipo que calienta como del ambiente externo.