La isla desierta
El juego que quiero proponeros se llama “La isla”. Es un magnífico ejercicio de las habilidades de vida en la sociedad, microsociedad en este caso. Para poder jugar necesitamos un poco de terreno, lo ideal sería si fuera variado (césped, arena, algún árbol y, si es posible, agua). Lo ideal sería un trozo de bosque, un parque, la orilla de algún lago, pero un campo de juego o un capo de deportes también sirve.
Empezamos el juego con delimitar el terreo. Serán orillas de nuestra isla. Para facilitar el poner los límites al terreno, puedo decir que unos 4m2 por persona son suficientes. El terreno delimitado es nuestra “Isla” y está habitada por los participantes del juego. Es importante que “los isleños”, en las funciones que desempeñen, sean iguales, tengan el mismo rango (si no, las relaciones de la vida “continental” naturalmente se moverán a “la isla”).
Cuando ya todos estén en la isla, tendrán 5 minutos para marcar los límites de sus propiedades. Cuando ya cada uno tenga su principado, se le dan 10-15 min para que lo organice, adorne (plantación de bosques, la siembra de los cultivos, la construcción de casas y carreteras).
Estas etapas son apenas una introducción. El resto del juego depende ahora de la imaginación y flexibilidad del conductor del juego. Les pone a “los isleños” tareas. He aquí unos ejemplos de éstas: elección de los gobernantes de la isla, establecimiento de leyes, construcción de una autovía, intercambio comercial, etc.).
Existe la posibilidad de jugar también con dos o más islas. Entonces cada una de ellas tiene que tener su propio conductor del juego y las tareas se pueden ampliar con las relaciones entre las islas.