El conde (C), después de una larga ausencia, regresad a sus bienes. En la estación lo espera el ecónomo (E). C: ¿Y qué hay de nuevo? E: Nada en especial. Sólo dos perros han muerto. C: ¿Han muerto? Qué lástima. ¿Pero qué les ha pasado? E: Es que han comido carroña de caballo. C: ¿Carroña de caballo? ¿De dónde salió? E: Es que cuando se quemaron las caballerizas, no nos dio tiempo de sacar los caballos. C: ¿Las caballerizas se han quemado? ¿Quién lo hizo? E: Nadie, conde. El fuego se extendió de los edificios de explotación. C: ¿Entonces también los edificios se han quemado? ¿Cómo ha pasado? E: Es que, cuando se quemaba el palacio, hacía mucho viento y las chispas caían directamente en los edificios. C: ¿Cómo? ¿Entonces el palacio también? E: Ah, sí, es que el fuego se extendió de las velas a las cortinas. C: ¿Y de dónde esas velas si hay electricidad? E: Las velas estaban al lado del ataúd. C: ¿De quién? E: De la madre del conde. C: La madre está muerta... E: Está muerta, sufrió un ataque de apoplejía. C: ¿Por qué? ¿Cómo ha pasado? ¿Qué ha ocurrido? E: Bueno, cuando se enteró de que la condesa se había escapado con el administrador...
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