Muchas personas sufren porque les es difícil encontrar un alma gemela, una persona en la que podría encontrar su apoyo.
A pesar de que siempre buscamos amigos y tratamos de entablar muchos contactos nuevos, resulta que nuestros esfuerzos son ineficaces. “¿Por qué a nadie le caemos bien?”, preguntamos con amargura. A lo mejor deberíamos preguntar de otra manera, es decir, ¿nos dejamos querer?
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